lunes, 11 de octubre de 2010

último día del fin de semana.

Saquen todo objeto corto-punzante de mi alcance. Saquen cualquier cosa que pueda tornarse peligroso para la salud de cualquiera, incluso la mía. Escondan las cuchillas, los cuchillos, los tenedores, los pela papas, hasta las cucharas, las botellas y los vasos. Llévense todos los cables, sogas, cintas, bolsas de consorcio o cualquier tipo de bolsa.
Guarden los encendedores, los mecheros, cierren la llave del gas. No dejen ningún tipo de pastilla, ni cutters. Cierren la puerta del baño, sellen la puerta del balcón, no me dejen salir a la terraza, ni a la calle y mucho menos, no me dejen acercar a avenidas o a las vías del tren.
Aléjenme de los perros, de los animales ponzoñosos o cualquier planta que tenga veneno. Sáquen las lamparitas, pero tampoco dejen velas prendidas. No dejen a mi alcance nada que pueda provocar un incendio. Pero por las dudas también mantenganme alejada de los matafuegos.
No me den ningún tipo de comidas, saquen cualquier recipiente donde se pueda juntar un poco de agua, alejenme del agua.
Podrían dejarme en una habitación sin ventanas, pintada de blanco, sin chaleco de fuerza, por favor, pueden resultar peligrosos. Simplemente atenme las manos de forma que no pueda soltarme, porque la depresión del último día del fin de semana pega fuerte, quizás el lunes ya esté recuperada y pueda seguir haciendo mi vida normal... quizás se estire hasta el martes, de todos modos, gracias por su tiempo.

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