sábado, 1 de octubre de 2011

Corte final III

Dije 'basta de problemas mentales' y en vez de darte una orden, te di una idea. Lo primero que se te vino a la mente fue, como siempre, tratar de interpretar lo peor posible lo que había tratado de decirte. Por eso esta vez voy a ser clara.
¿Cuántas veces puede equivocarse una persona con lo mismo? ¿Cuántas veces se puede sentir exactamente el mismo dolor, las mismas lágrimas cayendo? Hoy, pienso que todo fue una mentira, no sé si malintencionada, pero mentira al fin. Y me veo a mi misma y me digo que hay que ser realmente idiota para caer dos veces igual. Por si quedan dudas.
Tres años no son nada, y son todo. Dos años también. Pero cinco... no existen. tratar de entremezclar una historia con tanto dolor, con tanta melancolía... ¿Para qué? ¿Con qué fin? Ya no sé para qué puse voluntad en hacer algo que desde el vamos estaba podrido. Todo empezó mal, era obvio el desenlace.
Y ahora me doy vueltas en la cabeza tratando de descubrir cuáles hubieran sido tus palabras si te hubiera dejado hablar, pero por suerte, me doy cuenta de que si no hablaste, es porque no quisiste. Si no estás, es porque no querés. Y si no querés, no queda nada más que hablar.
Me pusiste en frente de un espejo que no me gusta ver, no me quedó alternativa, lo tuve que romper, tuve que correr. Y aunque me queda la sensación de que hay algo que ambos entendimos mal, no puedo hacer nada, porque hay cosas que no se pueden resolver. Hay cosas que no están hechas para cambiar, hay cosas que si cambian, se destruyen. Esta, es una de esas cosas, y bueno, la inocencia nos hizo pensar que si tratabamos de cambiar esto, iba a resultar mejor, y terminamos destruyendo todo. Cosa que, debo reconocer, por otro lado, me alivia bastante. Ya no tengo que preocuparme por querer cumplir todo el tiempo.
Lo que no supimos entender, es que alguno tenía que ceder un poco, nadie quizo hacerlo. Bastante egoístas, bastante mal oído, bastante metáfora retorcida sin llegar a ningún lado. Ya está. No queda más que hacer. Alguien tenía que hacerlo, y para no perder la costumbre, acá está, este es mi tercer corte final.